Sobre los Arbovirus

Los arbovirus (virus transmitidos por artrópodos) son virus transmitidos mayoritariamente por artrópodos, como por ejemplo mosquitos, moscas, garrapatas o pulgas.

A diferencia de lo que ocurre con muchas otras clasificaciones de virus, la agrupación de arbovirus se basa en un criterio epidemiológico la ruta de infección más común en lugar de basarse en un criterio fenotípico. Como consecuencia de ello, en la categoría de arbovirus se incluyen virus de muchos tipos distintos, lo que imposibilita la caracterización del grupo en términos de sintomatología clínica común o de características compartidas por los virus (ya sea en cuanto a la morfología, los organismos huésped principales, la estructura del genoma, etc.)

A pesar de ello, su ruta de infección común nos permite caracterizar ampliamente su extensión geográfica, que se encuentra limitada por la presencia de vectores apropiados. La mayoría de los artrópodos requieren condiciones cálidas y húmedas para sobrevivir, y por lo tanto las arbovirosis se presentan mayoritariamente en los trópicos, donde las condiciones climáticas adecuadas garantizan la presencia de vectores a lo largo de todo el año, o por lo menos durante estaciones enteras.

La mayor parte de los arbovirus relevantes se sostienen de forma natural porque establecen fuertes ciclos de transmisión antroponóticos. Básicamente, esto significa que los humanos infectados transmiten el virus a los artrópodos que les pican, y dichos artrópodos, al alimentarse de otros huéspedes humanos, les inyectan el virus en el torrente sanguíneo y los infectan. Asimismo, los ciclos de transmisión zoonótica, en los que los animales domésticos o salvajes forman parte del ciclo epidemiológico, también son comunes para la mayoría de arbovirosis, pero suelen ser menos relevantes desde una perspectiva epidemiológica.

En la primera edición de ArboCat, nos limitaremos a tres de los principales arbovirus: dengue, chikungunya y Zika.

Arbovirosis en el sur de Europa: Situación actual y amenazas de futuro

El calentamiento global está ampliando el rango geográfico del hábitat apropiado para la mayoría de los vectores, lo que junto a una circulación de personas cada vez más abundante y a los cambios en los usos del suelo y de la cubierta vegetal puede conllevar el establecimiento de ciclos de transmisión de arbovirus a nivel local en regiones templadas. De hecho, en el sur de Europa ya hemos observado casos autóctonos de dengue (Francia, Croacia, Madeira, Cataluña y Murcia) ) y Chikungunya (Italia, Francia). Estas dos enfermedades, junto con el zika y la fiebre amarilla, son transmitidas por mosquitos del género aedes, cuyas dos especies más extendidas son Aedes aegypti y Aedes albopictus. El primero (Aedes aegypti) se alimenta exclusivamente de seres humanos, y por consiguiente es el transmisor más eficaz de la enfermedad. Es el principal culpable de la inmensa carga que dichas enfermedades ejercen sobre las regiones tropicales. El segundo (Aedes albopictus), por otro lado, se alimenta con menor frecuencia, y lo hace sobre distintas especies de huésped, por lo que no es tan buen transmisor. No obstante, se extiende geográficamente mucho más allá del rango de su especie hermana -que sólo vive en los trópicos y es muy sensible a las condiciones ambientales- y por lo tanto es responsable de la cada vez más elevada colonización arbovírica de las regiones templadas. De hecho, el Invasive Species Specialist Group considera que Aedes albopictus es una de las 100 primeras especies invasoras. Se introdujo por primera vez en Europa alrededor del año 1979, y en la actualidad está presente en toda la cuenca del Mediterráneo, como puede observarse en el mapa siguiente:

Fuente: ECDC

Por contra, Ae. aegypti sólo está presente en Madeira, y también se detectó en una ocasión en las Islas Canarias.

Los mosquitos Aedes están muy bien adaptados a los entornos urbanos, ya sean tropicales o templados -a diferencia, por ejemplo, de otros mosquitos del género Anopheles, los vectores de la malaria-. Este hecho supone una amenaza adicional para nuestras sociedades altamente urbanizadas. De hecho, según las proyecciones actuales, se estima que alrededor de dos tercios de la población mundial vivirá en áreas urbanas en el año 2050 (https://www.un.org/development/desa/en/news/population/2018-revision-of-world-urbanization-prospects.html ).

En conjunto, la presencia de mosquitos Aedes albopictus en Cataluña abre la puerta a la posibilidad de un brote de enfermedad provocada por Aedes, que debería iniciarse necesariamente a partir de la llegada de una persona infectada de un país endémico (lo que se conoce como un caso importado). Como se ha mencionado previamente, las enfermedades que dichos vectores pueden propagar son, principalmente, la fiebre amarilla, el dengue, el chikungunya y el zika. La carga global de la fiebre amarilla se ha visto reducida drásticamente gracias al desarrollo de una vacuna muy eficaz. En la actualidad, aparece de vez en cuando algún brote autolimitado (generalmente de causa zoonótica) de la enfermedad, pero la probabilidad de importación es muy baja. Por otro lado, el dengue y el chikungunya ya han demostrado la amenaza potencial que representan para el sur de Europa, y también lo ha demostrado el zika, como pudo comprobarse durante la pandemia del 2015 en América del Sur.

Aunque no son las únicas amenazas arbovíricas que se ciernen sobre el sur de Europa como consecuencia del calentamiento global y la globalización , ArboCat se centra actualmente en la modelización del riesgo de un brote de dengue, chikungunya o zika en Cataluña provocado por la especie de mosquito Aedes albopictus, que es sin duda la emergencia más urgente y más vívida a la que debemos hacer frente en la actualidad. A continuación se describen los elementos epidemiológicos más relevantes de dichas enfermedades:

Dengue

El virus del dengue (DENV) es un virus +ssRNA (grupo IV de la Clasificación de Baltimore) perteneciente al género Flavivirus (Flavus significa amarillo en latín, en referencia a la ictericia que suelen causar dichos virus, como por ejemplo el virus de la fiebre amarilla).

Existen 5 serotipos del virus, estrechamente relacionados (DENV1, DENV2, DENV3, DENV4, DENV5) ) y en las regiones tropicales endémicas coexisten distintas combinaciones de los cuatro primeros. Una infección con cualquiera de los distintos serotipos suele ser (en cerca del 80% de los casos) asintomática, o provocar únicamente síntomas muy leves. En cuanto al 20% de los casos restantes, presentan síntomas similares a los de la gripe, de gravedad variable. Esta manifestación clínica del dengue suele presentarse mediante fiebre elevada, dolores de cabeza intensos, dolor retro-orbitario, mialgias, artralgias, náuseas, vómitos, inflamación de las glándulas o erupciones (exantemas). Los síntomas suelen durar 2-7 días, y a continuación la persona se recupera completamente. Sin embargo, cerca del 1% de los individuos infectados desarrollan complicaciones y presentan síntomas potencialmente mortales (que pueden aparecer en forma de fiebre hemorrágica del dengue o síndrome de shock por dengue), que implican extravasación plasmática, acumulación de fluidos, dificultades respiratorias, hemorragias graves o disfunción orgánica.

No existe un tratamiento específico para el dengue, y la vacuna aún no está disponible . La infección con un serotipo específico del dengue proporciona inmunidad de por vida al serotipo en cuestión, e inmunidad cruzada temporal a los otros serotipos. No obstante, las infecciones posteriores con otros serotipos (típicas de entornos híper-endémicos) aumentan el riesgo de desarrollar una enfermedad de dengue grave.

La incidencia mundial del dengue ha aumentado drásticamente a lo largo de las últimas décadas. Antes del 1970, sólo 9 países habían experimentado epidemias graves de dengue. Sin embargo, hoy en día el dengue es endémico en más de 100 países de África, América, el este del Mediterráneo, el Sudeste Asiático y el Pacífico Occidental. Las estimaciones recientes indican que cada año se dan 390 millones de infecciones por dengue, y unos 96 millones de éstas presentan manifestaciones clínicas; en la actualidad, más de la mitad de la población mundial está en riesgo de contraer esta enfermedad infecciosa.

Para más información, consulte la Ficha Informativa de la OMS sobre el dengue (https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/dengue-and-severe-dengue), de donde se han obtenido la mayor parte de los datos presentados aquí.

Fuente: Los casos arbovírics importados representan una amenaza para las regiones templadas

Chikungunya

El virus del chikungunya (CHIKV) es un virus +ssRNA (grupo IV de la Clasificación de Baltimore) que pertenece al género Alphavirus. La palabra «chikungunya» significa “contorsionarse” en lengua Kimakonde, y es un recordatorio de las consecuencias de su síntoma más distintivo: artralgias muy intensas.

A diferencia de lo que ocurre con el dengue, la infección con el chikungunya suele presentar síntomas (se estima que únicamente alrededor del 3-22% de los casos no presentan síntomas). Suele iniciarse con la aparición abrupta e intensa de fiebre elevada, acompañada de artralgias intensas. Cerca del 50% de los pacientes presentan erupciones, junto con otros síntomas típicos como mialgias, dolores de cabeza, náuseas y fatiga. Dichas manifestaciones clínicas suelen durar varios días, pero en algunos casos las artralgias pueden persistir durante meses, e incluso años. Se han descrito complicaciones ocasionales a nivel ocular, neurológico y cardíaco, pero a pesar de ello las complicaciones graves no suelen ser frecuentes. A diferencia del dengue, el chikungunya sólo provoca complicaciones hemorrágicas en contadas ocasiones.

El chikungunya se describió por vez primera en Tanzania en 1952, y se propagó con rapidez. En varias islas del Océano Índico tuvo lugar un brote importante de dicha enfermedad en el año 2005, y en la actualidad está presente en más de 60 países.

Por el momento, no existe ninguna vacuna ni ningún fármaco antiviral para el chikungunya. El tratamiento se centra exclusivamente en el alivio de los síntomas. Para más información: https://www.who.int/en/news-room/fact-sheets/detail/chikungunya

Zika

El virus del zika (ZIKAV) es un virus +ssRNA (grupo IV de la clasificación de Baltimore) que pertenece al género Flavivirus, como el dengue y el virus de la fiebre amarilla. Las infecciones por zika son asintomáticas en el 80% de los casos, y en un 20% de los casos la infección se manifiesta con síntomas leves, como fiebre, erupciones, conjuntivitis, mialgias, artralgias, sensación de malestar general o dolor de cabeza; dichos síntomas duran entre 2 y 7 días. El ZIKV fue aislado por vez primera en el año 1947, a partir de un macaco febril capturado en el bosque de Zika, en Uganda.

Al principio, se creyó que se trataba de una enfermedad de circulación principalmente zoonótica, y no fue hasta el año 2007, durante un brote en la isla de Yap en la Micronesia, cuando pudo comprobarse que el zika podía conllevar una fuerte transmisión antroponótica. A pesar de su importante morbilidad (afectó a las tres cuartas partes de la población de la isla), fue descrito como una enfermedad leve auto-limitada, sin consecuencias relevantes para la salud. Sin embargo, durante la propagación global iniciada en el año 2013, se identificaron dos posibles complicaciones del zika, que se convirtieron en un problema de salud pública importante: en primer lugar, se observó que un pequeño porcentaje de los individuos infectados desarrollaban posteriormente el síndrome de Guillain-Barré, una enfermedad autoinmune paralizante, u otros problemas neurológicos. En segundo lugar, se descubrió que la infección durante ciertas etapas del embarazo podía provocar daños neurológicos irreversibles en el feto (especialmente microcefalia).

Actualmente, no existen ni un tratamiento específico ni una vacuna para el zika. Se ha observado que la exposición al virus genera protección contra las infecciones posteriores, pero aún no se conoce si dicha protección es de por vida o temporal. Además, esta inmunidad adquirida podría no proteger a los fetos de las madres inmunes de desarrollar daño neurológico.

El zika es uno de los virus que ha experimentado una propagación geográfica más rápida. A fecha de hoy, un total de 84 países y territorios han documentado la existencia de la infección del zika transmitida por mosquitos. Puede obtenerse más información en el link https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/zika-virus

Fuente: Ciclo de transmisión del zika

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